La calle Obere Augartentrabe bordea con elegancia el parque Augarten que, gracias a sus árboles, viste al segundo distrito vienés de ocres, verdes y rojizos. El psicólogo Otto Rank vive en una vieja casona de dos pisos cuya fachada hace honor al buen gusto de ese barrio. Otto ha acondicionado una de las habitaciones para recibir a sus pacientes y oficiar allí sus sesiones de terapia. Para la comodidad de su ocasionales visitantes fue necesario proveer al lugar de un suntuoso mobiliario que incluye desde jarrones con años de peso sobre sus porcelanas, pasando por dos relojes pendulares, un escritorio de madera labrada allá por el 1900, tres amplias bibliotecas en las que descansan seis centenares de libros. También hay armarios donde se cobija la vajilla y una la imponente araña de cristal que deja caer la luz sin apuro. La ventana que da al parque de la ciudad está cubierta por pesados cortinados que cumplen la misión de dar al lugar características lúgubres. Sus pacientes se sienten cómodos, ya que el sitio se les presenta familiar: Otto es psicólogo de fantasmas. Siempre llegan a sus sesiones sin cita previa; la tarea no es sencilla, las jornadas de terapia se extienden en una amplitud de horarios capaces de extenuar a cualquiera.
Ha escuchado todo tipo de casos y, para resguardar la identidad, cada uno de ellos está prolijamente recopilado utilizando una letra en lugar del nombre tratado. Algunos ejemplos son: el fantasma O, que vive aterrorizado por la oscuridad o el de los hermanos Q, que son cleptómanos (a los cuales decidió dejar de tratar, pues que con la excusa de su enfermedad le birlaron a Otto lapiceras, fotos y casi desmantelaron el estudio). Abundan los casos de fantasmas que niegan asumirse como tales, y también de quienes viven con terror al mundo.
Dos casos han atrapado la curiosidad de Rank. El primero es el de una dama fantasma, la señorita L. Lleva media década asistiendo a terapia. L siente una atracción descontrolada por los hombres de carne y hueso. Suele sentarse en los bares para seducir a gentiles y no tanto caballeros. Pero La relación no superará el mero trato verbal, a pesar de su deseo por el contacto físico. No es histeria, es un serio problema fantasmal que culmina complicando a los hombres. Es posible que muchas de las chicas que coquetean con cualquiera de nosotros no sean sino el fantasma de la señorita L.
Rank no lo sabe, pero el expediente L. está vinculado con el registro de R. Según la señorita L., en los últimos meses ha trabado una relación sumamente extraña con un hombre que muestra nulo interés en el sexo. La conexión con el caso R. es sencilla: R sufre de neurosis obsesiva, la gravedad de la misma ha forzado a que asista a sesiones en forma diaria. El paciente sostiene que donde él vive habita un hombre que le hace la vida imposible. Si R. pone un plato sobre la mesa, el individuo lo saca y coloca en el armario. Cuando R. enciende la estufa el individuo la apaga y abre las ventanas. R. sostiene que cuando este hombre llegó, él ya estaba instalado desde hacía años. “Doctor, me odia –manifiesta el fantasma- Por las noches pone música a todo volumen o hace ruido para asustarme”.
El hecho es que hombre y fantasma salen todos los días desconociendo cada uno el destino del otro. R. cumple con su visita al consultorio de Rank. El hombre va hasta un bar lejano donde habla, sin saberlo, con un fantasma del cual está enamorado y al que no se anima a invitarle a pasar las horas en su departamento, temeroso de que en el momento de mayor efusividad se enciendan las luces.
Toda esta carga laboral está ocasionando a Otto un importante nivel de stress, a punto de adoptar las extrañas costumbres de sus pacientes. Suele ingresar de improvisto a cualquier tipo de reunión, se esconde en los armarios, saliendo de ellos a los gritos. Por el momento no se arriesga consultar con algún colega, no descarta que le encuentren alguna neurosis y eso sería catastrófico. Pero hay algo que lo aterroriza más todavía, y es lo diagnostiquen como un fantasma.
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Ruma
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Para Jeve y Ruma
Para ti, que escribres...
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de tal modo que permanezcan vivas, eternas en la roca testimonio de tu luz
y fuego en la luz de las estrellas.
http://visionesdeojosabiertos.blogspot.com/
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Que bueno.
ResponderEliminarMe recordò la pelicula "Sexto sentido".
Bueno en serio.
Un abrazo.
Qué querés que te diga.
ResponderEliminarLa originalidad de los textos es inmensa, se transitan en un tris, y con un placer poco común.
Me he sentido fantasmal-mente identificada con algunos de los casos antes mencionados, pero omito decir con cuáles, por pudor, y no vaya a ser que me diagnostiquen más de una- neurosis, jeje.
Te felicito.
SIL
tremendo, desbordante relato... la originalidad, su abordaje... impecable... q lujo amigos, q lujo... mi saludo admirado.!!!
ResponderEliminar¡Buenisimo!
ResponderEliminarMarcelo: aplausos y de verdad, no de fantasmas.
Unabrazo.
mariarosa
Uff.....recuerdo haber estado con L. O sea que estuve pendiente de un fantasma? Abrazo!
ResponderEliminarOriginal, ya en el segundo párrafo uno está absolutamente involucrado a un mundo particular (singular),,,
ResponderEliminarQue ansiedad oscura pensar que uno puede ser aquello que con tanto ahínco se ha empeñado en curar (en aprender a curar-mitigar)/
Un fuerte abrazo, el cuarto de prosa viene cada vez mejor.
Una obra maestra. Precioso este relato, me encantó tiene un final maravilloso. ¡Felicitaciones!
ResponderEliminarAh, y feliz inicio de año.
Hasta pronto.
Genial poner un pie en datos reales y otro en las nubes.
ResponderEliminarCuando vine,pensaba que este blog deberia llamarse "palabras como soles",porque de gris,nada!
Pero la nube alude a lo fantasioso,y como te dije,al tener algunos datos reales,uno se siente irremediablemente atrapado a llegar al final y ver en que concluye.
Y yo creo haber atendido a mas de un fantasma,ahora me doy cuenta!
Incluso he conocido compañeros mios del post grado,que creo ahora firmemente,que son fantasmas indiagnosticables! (y estoy pensando en una,sobretodo,jajaja!).
Genia,te admiro! besos!!!
Un típico caso de transferencia, o quizá de proyección, según desde donde se mire la patología. Nunca imaginé fantasmas psicóticos, creí que estaban "más allá" de los traumas.
ResponderEliminarSaludos
Fantasmas realmente especiales.Me apasiono el cuento, gracias otra vez por dejarme disfrutar.
ResponderEliminarshosha