Arístides Lombardo tenía la extraña virtud de poder nadar en el aire. Tomaba carrera de una cuadra, extendía los brazos estilo crol y remontaba nado. Solía vérselo en el barrio por las tardes utilizando como carriles guía a los cables de alumbrado público.
El problema se presentaba cuando comenzaba a llover. Arístides tenía terror a la lluvia –quizá algún trauma desde su infancia-; ni bien le caía la primera gota, ya fuera invierno o verano, corría hacia la primera piscina o lugar con suficiente agua que encontrara y se metía de cabeza. Allí volaba bajito hasta que pasara el aguacero.®
Jeve
un humano pez!!! me encanto... un abrazo!
ResponderEliminarBrillante.Cómo me entusiasma y estimula leer vuestros textos.Gracias por la inteligencia y la sensibilidad compartidas.
ResponderEliminarQué lindo relato! Realmente, imaginativo y prácticamente es una postal en movimiento que se puede vislumbrar palabra a palabra.
ResponderEliminarSaludos!
Arístides sí que vive en su mundo y sólo le molesta la lluvia.
ResponderEliminarTu lugar es un rincón especial. me voy feliz.
te dejo mi beso.
Un agradable e imaginativo chaparrón literario, Jeve.
ResponderEliminarSaludos.
Excelente Jeve, me ha hecho acordar de un micro de Virgilio Piñera, cuyo título se me escapa en este momento.
ResponderEliminarSaluditos.
un poder de sintesis especial,muy buen relato,me encanto.
ResponderEliminarshosha
Jeve, Impresionante.
ResponderEliminarIdolo!!
No importa el lugar...lo importante es volar, volar y no dejar de hacerlo incluso cuando los "lugares" no son favorables.
ResponderEliminarTe agradezco la visita y mucho más el comentario porque hizo posible encontrar tu (vuestra) casa. Una casa tan interesante como agradable.
Te dejo un beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCreo haberlo visto por aquí alguna vez, tratando de vencer sus temores. De más esta decir que, ese día apenas si garuaba. Hermosisimo relato.
ResponderEliminarEs un problema cuando la gente no se decide, pero el dilema es fuerte, ¿volar o nadar?
ResponderEliminarSalú pue.
Jeve, que bueno.
ResponderEliminarSabes es el estilo de cuentos que me gustan. Muy bueno, ni a tequen se le hubiera ocurrido tan bueno.
mariarosa
A veces he soñado que vuelo como si nadara.
ResponderEliminarA veces he soñado que nado como si volara.
Un abrazo
Perdón, me gustó mucho.
ResponderEliminarA ver... le tenía terror a la lluvia, pero no al agua. Sin embargo, dentro del agua "volaba bajito". Da para pensar.
ResponderEliminarGracias por acercaros hasta mí, me ha gustado conoceros y os seguiré leyendo.
Un abrazo.
Me gsuto muhco epro muchooo gracias por comaprtir una bella naracion que nos invita a navegar por tus letars, un cariño y abrazote.
ResponderEliminarMe encantó, Jeve. Repito, me encantó. Digo, Yuria, ¿será que el agua pesa demasiado?
ResponderEliminarBrillante relato. ¿Cuántos habrá que ignoran que si tomas carrera puedes remontar nado o si te animas a zambullirte puedes volar en el agua? Gracias por recordarlo.
ResponderEliminarUn saludo
Patricia
HAY NO!! SE CORTÓ LA LUZ JUSTO CUANDO IBA A COMENTAR UN CUENTO SOBRE UNA LLLUVIA MUY PARTICULAR,QUE ANQUE MUY BELLAMENTE, SE HUELE LA TRAGEDIA... ME ENCANTÓ LO DE LO DADOS!!!
ResponderEliminarCARMEN