En mitad de la noche logró torcer una nueva rama, van cuatro durante el último mes y siente un orgullo inmenso. Está cambiando, lo sabe, nada podrá evitarlo, ni siquiera el viento impiadoso que intenta enderezarlo. Dejará de ser un simple árbol en medio de tan inmensa pampa y vivirá libre junto a la paloma que lo visita todos los días esperando e incitándolo a que se vuelva palomo e irse, juntos, bien lejos.
Fuerza e ilusión tiene de sobra y cuando por algún momento su espíritu decae, entonces se apoya en una historia sencilla que le contara varias veces la paloma: “Aquella gaviota, por años, remontó los vientos del amanecer para poder abrazarse con el mar. Se paraba en el horizonte con delicadeza y pasaban el día acurrucados entre mimos, besos y ronroneos. Al anochecer volvía a su nido mientras él le cantaba su pasión en cada ola. Un atardecer ella se convirtió en pura sal. Ya no necesitó volar, se quedó en el mar tornándolo más salado y enamorado”.
Cada vez que recuerda ese relato intenta de mil modos imaginar cómo es el mar, jamás lo ha visto pero lo figura sereno, ronco, azul intenso veteado de blanco, salpicado por indefensas olas que no pueden evitar descansar en la playa, moteado de luna.
Tampoco ese árbol solitario sabe volar, sin embargo, eso no lo asusta, le despierta menos fantasías que el mar. Tal vez porque la paloma ha dicho que cuando llegue el momento lo ayudará, le enseñará a tomar las corrientes de aire aprovechando los vientos para dejarse mecer y remontar hasta aquellas lejanas nubes, caer en picada y levantar vuelo recién a metros del suelo.
Hoy la espera se hace larga, está ansioso, quiere saber si ella lo ve menos árbol y más ave, por eso está torciendo y retorciendo ramas, para tener un cuerpo de palomo. Pero también quiere saber si las alas que siente nacer serán fuertes en el vuelo, es que anoche, mientras plegaba esa última rama, supo que sus hojas se están volviendo plumas. ®
Ruma
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Para Jeve y Ruma
Para ti, que escribres...
Broten las palabras de tu espíritu al papel
y dejen huella
de tal modo que permanezcan vivas, eternas en la roca testimonio de tu luz
y fuego en la luz de las estrellas.
http://visionesdeojosabiertos.blogspot.com/
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¡Excelente, Ruma! A mí me ha llegado como la más portentosa fuerza del amor. No sé si haya sido tu intención pero es lo que traen estos relatos. Dibujan diversas figuras, quizás según sean las necesidades de los diferentes lectores.
ResponderEliminarGracias.
que lindo relato, ruma.
ResponderEliminarUy Ruma, me llegó realmente mucho, qué belleza!!!
ResponderEliminarCuántas veces hemos de retorcer ramas buscando ser aves, y poder volar donde nuestro corazón ya había anidado.
Realmente bello, poético, me encantó.
Un abrazo enorme!
Me gustó, para variar. Mis felicitaciones.
ResponderEliminarMuy bello!!!!!!!!!!! Cuanto sentimiento en ese árbol, y pensar que a muchos los hachan salvajemente, sin pensar que dentro de sus ramas o troncos hay savia de vida. Gracias, muy bello!!!! Te felicito.
ResponderEliminarEl amor es capaz de volver plumas a las hojas. Al final, ambas estan hechas para disfrutar el viento
ResponderEliminar¡Muy bueno!!
ResponderEliminarEl amor logra torcer la dureza de una rama y logra darle alas. Cuanta imaginación para lograr tan buen texto. Felicitaciones.
mariarosa
el amor puede obrar metamorfosis en los enamorados, cambios que por rotundos convierten al que ama en otro/a, objeto del amor de aquel/la a quien se ama...es asi el amor?, ...no?...
ResponderEliminarbuen texto, buena manera de retorcer las ramas de una historia tan común hasta convertirla en única! aplausos!!
Ruma, muy buena historia, muy bien narrado y, sobre todo, excelente final.
ResponderEliminarSaludos.
Que hermoso, el amor transformador, placer, grato placer!!!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSencillamente este relato le hace a uno vibrar esa fina fibra de cristal, pero irrompible,que une el ingenio con la sensibilidad...Sencillamente hermoso, Cuánta añoranza, y cuánta magia rezuman estas letras. Se disfrutó la lectura.
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