Tuve el silencio necesario, los ruidos incómodos en la cabeza. Tuve entre mis manos limpias una hoja manchada de tinta. Tuve un reloj con cuatro agujas. Tuve una y mil veces la visión, la escena, las palabras: "hora de las luciérnagas". Supe que algo pasa en ese aro de luz formado por ellas, supe que si las agujas se alinean, entonces es el instante exacto.
Supe también –después de eones sin dormir- que la imagen de las luciérnagas y las extrañas figuras era parte de la trama pero no el eje. Aunque cuando las veía formarse en el parque de mi casa, por las noches, habría jurado que merecían ser protagonistas. Ha pasado mucho más tiempo del que puedo recordar, pero mantengo vívida la sensación de plenitud que me contenía al escuchar las campanadas que anunciaban la hora de llegada de las luciérnagas al verde del parque. Eran, lo aseguro, aunque sea una frase hecha, pequeñas estrellas movedizas. A veces formaban figuras abstractas, otras, rostros; en alguna ocasión hasta formaron mi escritorio, la lámpara que siempre hay sobre él junto a los libros desordenados.
Tuve los ruidos necesarios, los silencios incómodos en la cabeza; cuatro agujas sin reloj; mil visiones –una vez-; horas de palabras: “escenas de luciérnagas”. Supe que algo de luz pasa en ese aro formado por ellas, en el instante alineado, con agujas exactas.
Supe –después de haber dormido eones- que la imagen de los relojes no era eje ni trama. Aunque la plenitud del tic tac me obligara en cada segundo a mantenerlos vívidos, no merecían ser protagonistas. Quizá fueron, no puedo asegurarlo, campanadas acorraladas que me desordenaron –y no es frase hecha-, confundiendo rostros abstractos con figuras de gas bajo soles de mármol que parecían lámparas.
Tuve tiempo de sobra y de falta. Tuve inspiración de la buena y de la otra. Tuve nada finalmente, las manos manchadas de tinta y una hoja en blanco. Tuve todo. Menos el cuento.®
Jeve & Ruma
des-narra, des-anda el camino de la escritura, poetiza... un saludo amigos!
ResponderEliminarSi esto no es un cuento, es un relato genial.
ResponderEliminarUn beso, me gusta leerlos de a dos.
mariarosa
"...el silencio necesario, los ruidos incómodos en la cabeza." Monumental.
ResponderEliminarPero qué bueno este relato. Me identifico con él.
¿Habrá tiempo todavía, el que sobró y ha faltado?
Dirían mis estudiantes: "son una masa".
Saludos, siempre.
Ahh, pero el cuento salió finalmente. A veces hay que correrlas a las musas para darles alcance y, finalmente, si las musas nos logran darnos un buen tópico, el tópico son ellas mismas.
ResponderEliminarGusto de leerlos! Un abrazo, saludos a ambos
Este back stage del abismo sobre la hoja blanca está muy bueno.
ResponderEliminarSiempre hay de que escribir, aunque sea del vacío de no tener nada.
Saludos
buuf a veces una hoja en blanco es la peor pesadilla...Desde luego para ti no es un problema, quedó preciosa esta entrada.
ResponderEliminarBesos desde un faro en mitad del mar
Mar (... La vendedora de humo)
¡Pero si el cuento está ahí!
ResponderEliminarUn relato hermoso.
Antes mi jardín se llenaba de luciérnagas. Ahora desaparecieron.
Beso
Esas letras turras que se escapan por entre los zapatos.
ResponderEliminarSaluditos.
La hoja en blanco.. y esa sensación tan bien plasmada!!!, como siempre grato placer pasar.
ResponderEliminarNo podría decir;comprendí toda la riqueza que encierra el texto,tal vez en eones de tiempo lo logre.Es mucha vida encerrada aquí,gracias a ambos.
ResponderEliminarshosha
Muy bueno, chicos; no sé si el cuento está o no está pero la buena prosa sí, no me quedan dudas.
ResponderEliminarSaludos.