Ese domingo llovía con intensidad -últimamente las tormentas en mi ciudad duran dos o tres horas-. Tomé el impermeable y cumpliendo el ritual de los últimos años, a las 6:30 salí rumbo a la panadería. Cuando vivía mi esposa no tenía este tipo de obsesiones; si mis hijas me hubieran visto seguro tendrían algo que reprocharme, al igual que las críticas por salir a correr también al amanecer, de lunes a viernes. Algunas esquinas ya juntaban agua, muchos automovilistas buscaban dejar los coches a salvo de la eventual inundación; quizá hasta cayera granizo. Por un momento sospeché que debía haber llevado paraguas, el agua se deslizaba con fuerza sobre la capucha del impermeable.
Saludé al entrar al negocio, me di vuelta para cerrar la puerta vidriada y la vi. Una mujer bajo la lluvia. Sentada sobre algo que no puedo precisar, tomaba mate. Postal surrealista, me atrevo a decir. Mientras la observaba hice mi pedido acostumbrado y adosé media docena de facturas que le regalaría. No hice más que girar para recibir el pedido. Cuando volví a mirar ya no estaba. Pagué con apuro y salí; la lluvia mostraba su fuerza vital. Miré a ambos lados y encontré a la mujer, caminaba rumbo al norte, a dos cuadras de allí. Pensé cómo había hecho para llegar tan lejos en tan poco tiempo. Corrí pero la distancia entre los dos parecía hacerse cada vez mayor. Por fin pude alcanzarla.
-Me hiciste correr –escuché mi voz; tal vez podría haber dicho algo más interesante que la verdad.
Ella me miró, extendí el paquete con facturas. Era joven, aunque las arrugas de su rostro disfrazaran la edad, quizá tuviera los mismos años que mi hija mayor. Sin decir una palabra, tomó el paquete y sonrió. No sé si estoy viejo y la vista juega en contra pero juraría que su blusa, blanca como el cabello, no estaba mojada.®
Jeve y Ruma
muy, muy bueno! un género difisil tratado con realismo mágico. Me gustó mucho. Un secreto? nunca lo conté a nadie: en ocaciones me sucede con familiares queridos a los que hace mucho que no veo; esos en que "la distancia entre los dos parecía hacerse cada vez mayor"...
ResponderEliminarbesosybrumas
maravilloso... sencillamente maravilloso... este lunes ya sabe distinto. mi saludo.
ResponderEliminarQue bueno. Un relato estupendo.
ResponderEliminarMe gusta el gènero fantàstico.
Un abrazo.
"Sentada sobre algo que no puedo precisar, tomaba mate. Postal surrealista, me atrevo a decir."
ResponderEliminarMuy buena la frase, hermosa la imagen que imagino. Tiene que ver con la vida cotidiana, la nuestra.
¿Acaso hay algo más surrealista que las historias que circulan en una rueda de mate?
Mis cariños, como siempre. Y mis respetos a los buenos escribas, es decir ustedes.
Me pareció buenísimo. Con un final redondo, como se estila decir.
ResponderEliminarFrase genial esta: "tal vez podría haber dicho algo más interesante que la verdad"
Ojalá que el "más allá" sea nada más que un acá en el que se pueda gozar de los deleites físicos (como tomar mates) y al mismo tiempo prescindir de sus desventajas y limitaciones. ¿No?
Felicitaciones por el cuento, les quedo bárbaro.
Un abrazo
Muy buen relato. "Algo más interesante que la verdad" Ya me lo he preguntado. Resulta que muchas veces la mentira y la farsa resultan ser más interesantes que la verdad. ¡Que contradicción tan acertada!
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Pasé...
ResponderEliminarMe salpicarón algunas gotas de lluvia.
ResponderEliminarshosha